Sobre mi

¿Quién soy? Soy Elisa. Pinto desde que era una niña pequeña, y no me hace falta la goma de borrar porque nunca hago un error. Hablo con las plantas, las pongo debajo del sol en sus rincones favoritos, escucho los celos de las orquídeas. Las flores son mi oasis de paz tranquila y silenciosa, mi meditación diaria, mi experimentación. Un material sencillo y rico de matices que me permite liberar mi creatividad en su puro sentido estético y cromático.

 

Las flores son una expresión estética perfecta, colore creados por la Naturaleza para mezclar el azul del cielo y crear una tierra luminosa y llena de estrellas. Durante el día, nos desvelan el delicado equilibrio del universo, se dejan transportar por el viento y giran alrededor del Sol y su luz.

Sus colores y formas son la esencia de mi búsqueda y de mi camino, que nace del amor por el antiguo Egipto y por el arte.

Las flores en el arte

El antiguo Egipto

Para los egipcios, la ninfea es la flor de loto, el senshen, representada en muchos relieves como símbolo de la eterna reencarnación, punto de contacto que une noche y día. La ninfea siempre se acompaña con el papiro, al ser los dos símbolos del Alto y del Bajo Egipto, una tierra que fascina con sus desiertos y su larga lengua de campos verdes regados por las fértiles aguas del Nilo. Visto desde arriba, el Delta aparece como una flor exuberante que nace y rompe la aridez del desierto.

Así, cada civilización se decora con sus propias flores, mujeres y hombres visten lo bonito que la Naturaleza les regala: el oro de los campos maduros, los reflejos de piedras preciosas en los céspedes en primavera, el verde intenso de los bosques milenarios.

Ikebana y meditación

En el lejano y misterioso Japón, donde arte y escritura se funden en una única e intensa expresión, el Ikebana, o sea el arte del arreglo floral tradicional, representa un momento de contacto entre meditación y su puro sentido estético, cargado de su divina pureza que se expresa en la perfecta composición floral.

Sin embargo, las flores no tiene solo un significado estético, sino son un complemento cromático de una composición más amplia.

Gracias a su única belleza, a cada especie y variedad le hemos asociado significado exactos. El lenguaje de las flores se inspira a la tradición japonesa, sensual y discreta, de la hanakotoba, y llega a la vieja Europa siempre atraída por los misterios de la eterna tranquilidad del Oriente Lejano. regalar una flor es resumir en una gesto antiguo nuestras emociones más puras, gracias a un maravilloso portavoz que nos ayuda cuando las palabras no llegan.

Botticelli y el Renacimiento

En arte, todos los grandes pintores y escultores han entendido su magia e importancia. La Venus de Botticelli, simple y sensual, está a punto de ser cubierta con una capa bordada de flores, para esconder su desnuda y casta belleza. Y en su Primavera, la ninfa Cloris vestida con una túnica de flores difunde en el mundo los tesoros de la nueva estación, un contrasto cromático entre sombra y delicadas estrellas que nacen de la tierra.

Monet, Van Gogh y la fotografía

En un rápido vuelo sobre las épocas históricas llegamos a admirar a Monet, el grande artista entre los padres del Impresionismo, que fascinado por los reflejos en el agua pintó las ninfeas para atrapar la esencia de su color. Se cuenta que su obsesión para los colores y la luz empeoró su vista. El paisaje que veía se transformó en él que había intentado pintar para nuestras miradas.

Hasta el grande Van Gogh no pudo evitar la fascinación de las flores. Los amarillos, preparados a base de cromato de plomo, hicieron de su pintura una forma de arte eterno, al precio de una rebelde locura que caracterizó la personalidad del autor. Sus colores tan vivos y vortiginoso pudieron desvelar la potencia de una naturaleza que es estáticas solo en apariencia. La luz de sus girasoles estalla en el amarillo intenso que permea toda la escena.

Nuestro camino se para, solo de momento, en el estilo Liberty, el Modernismo floral o Art Nouveau que conquistó Europa entre el siglo Diecinueve y Veinte. Durante una época de Estetismo y modernidad, el viento del Este llega con sus cerámicas azul, tan queridas por Oscar Wilde. Los motivos florales y naturales se repiten en las paredes y en el moblaje, mientras artesanos y artista se deleitan entrelazando tallos y hojas para crear arreglos perfectos y elegantes.

Modernismo y Art Nouveau

En la pintura, la belleza de los ensueños de Alphonse Mucha cautivaron con su silenciosa y estática paleta cromática. Los rojos y los naranjas intensos otorgan profundidad al espacio pictórico, del que destacan mujeres encantadoras, sus miradas que a veces seductoras a veces perdida en los pensamientos que se reflejan en sus ojos. Maravillosas sus Cuatro Estaciones, donde el artista retrae la pureza de la nieve de Invierno sobre las ramas desnudas como una flor blanca que enmarca la escena y se derrite para dejar el paso a la Primavera con su ramo de flores cortadas. I los cálidos colores de Verano con sus cosechas que atardecen en el profundo cobre de Otoño.

 

Y finalmente, para rendir homenaje a la ciudad que ahora es mi casa, Barcelona, el Modernismo catalán del grande Antoni Gaudí es mi inspiración mientras paseo por las calles de la ciudad. Su arquitectura, sus caminos, los portales taraceados con bellas esculturas de flores y plantas me sorprenden a cada paso que doy. Desde las losetas de Passeig de Gracia, a los penachos florales de la espectacular catedral de la Sagrada Familia, cuyos vitrales crean un bosque de flores para perderse y olvidarse del tiempo. La elegancia y el carácter contemporáneo de este movimiento hace de Barcelona una ciudad cosmopolita, el centro cultural donde inspirarse para componer y crear mis arreglos florales.

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Decoraciones florales

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